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¿Quiénes son las mujeres fuertes
y valientes de esta historia?

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En toda la historia de la salvación, aparecen muchas mujeres que desempeñan un lugar decisivo en la historia de
la salvación. Desde Sara, Rebeca, Raquel y Lía, las “matriarcas” del pueblo de Israel, hasta María, la mujer más
valiente y fuerte de toda la Biblia.

Te presentamos algunos relatos, que te ayudarán a conocer a estas grandes mujeres de la Biblia.

 
     
 
ana

ANA (1 Sam 19-28)

Era esposa de Elacaná, un hombre del pueblo de Israel en el tiempo de los jueces. Ana
sufría mucho, porque no podía quedar embarazada, y esto era lo que ella más quería.
Lloraba en presencia del Señor, pidiéndole el don de un hijo, y su oración fue
escuchada (1 Samuel 1, 2).

Ana quedó embarazada y dio a luz a Samuel. Poco tiempo después de que fue
destetado, ella lo consagró a Dios y lo entregó al sacerdote Elí, para que con él
sirviera al Señor, así como cuando ella oró e hizo un voto con Él.

Ana fue una mujer de gran templanza, que aprendió a desahogar su corazón en el
Señor, a no desalentarse frente a lo imposible, sino a confiar siempre en Dios.
Tenemos que aprender como ella a creer y orar con fe y con confianza.

 
     
 

SUSANA (Dan 13)

Susana era una mujer joven y muy hermosa. Estaba casada con Joaquín y tenía
hijos. Era una mujer buena y muy feliz. 

Un día mientras se estaba bañando en una fuente, fue sorprendida por dos
hombres más grandes, que la miraban escondidos y quisieron abusar de ella.
Le dijeron que si no tenía relaciones con ellos, la iban a acusar de adulterio.
Susana se encontraba en un callejón sin salida: o cedía al reclamo de estos
hombres traicionando a su marido y a la Ley del Señor, o sería condenada a
muerte por el testimonio de estos dos hombres “respetables” en el pueblo.
Con mucha valentía, Susana prefiere morir antes que pecar y entregarse a estos
malvados. Es fiel a sus ideas y a su educación. Grita y organiza un escándalo.
Acude con sus padres, sus hijos y sus parientes al juicio. Los ancianos la acusan
y dan todo tipo de detalles. Susana ha sido calumniada y la condenan a muerte,
aunque ella proclama su inocencia, en un gesto desesperado. No quiere morir sin
que se sepa la verdad y se dirige a Dios. Levantó entonces Susana la voz y dijo:
“¡Dios eterno, conocedor de todo lo oculto, que ves todas las cosas antes de
que sucedan! Tú sabes que han declarado falsamente contra mí. Tú sabes que
muero sin haber hecho nada de cuanto estos han inventado inicuamente
contra mí” (Dn 13, 42-43).

susana
 
     
 

Un joven que había asistido al juicio, llamado Daniel, cree en la inocencia de la joven y cuando llega el día de la
lapidación, se para frente a todo el pueblo y sale en su defensa, pidiendo a los jueces que interroguen a los
testigos por separado, para ver cómo los pescan en sus mentiras. Cuando son interrogados, Daniel les pregunta
por separado: “¿Bajo qué árbol se estaba bañando Susana?”. Uno de ellos contesta: bajo un lentisco; y el otro
contesta: bajo una encina.

Todos dan las gracias a Dios y reconocen que Dios salva a los que creen en él. La historia de Susana, es
conmovedora y nos explica que la sabiduría no tiene que ver con la edad, ya que los jóvenes pueden ser más
prudentes que los ancianos.

 
     
 
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ESTER (Est 2-8)

Ester era la hija de un israelita perteneciente a la tribu de Benjamín, una de las dos
tribus que constituían el reino de Judá antes de su destrucción. Era joven y hermosa,
y se destacaba por su prudencia.  Cuando sus padres murieron, fue adoptada por su
primo Mardoqueo, quien la obligó a casarse con el rey de Persia. Este quedó
cautivado por su belleza y la convirtió en su reina amada. Ester mantenía oculta su
identidad de judía, por temor a ser repudiada o abandonada.
 
Un día, el primer ministro del rey de Persia, Amán, que era un hombre lleno de
maldad, decidió matar a todos los judíos del reino para apoderarse de sus bienes.
Ester, intercedió ante el rey, poniéndolo al tanto del plan malvado de Amán, y este
decidió actuar para salvar a los judíos y destituir a Amán de su puesto.

El pueblo judío celebra la intervención de Ester, a quien consideran una mujer
prudente y llena de amor por su pueblo. Todos los años, celebran en su honor, una
fiesta llamada Purim, que quiere decir, ‘la fiesta de la suerte’.

 
     
 

DÉBORA (Jc 4 y 5)

Fue una mujer valiente y llena de sabiduría. Era jueza y profetiza, en una de las
tribus de Israel, se sentaba bajo una palmera y todo el pueblo acudía a ella para
pedirle consejos y escuchar sus juicios.

Un día, hizo llamar a Barac, un jefe militar de la tribu, para transmitirle una orden
que él debía cumplir: tenía que reclutar miembros de las distintas tribus para que
lucharan contra el ejército poderoso de uno de los pueblos vecinos, encabezado
por Sisara, un temible general.

Barac tenía miedo, y le pidió a Débora que lo acompañe en la campaña contra
Sísara. Débora dirigió la estrategia de la campaña de Barac,  y al frente de las
tropas, derrotaron al ejército enemigo.

Tras la victoria militar, Débora y Barac entonaron un cántico para conmemorar el
evento.

Débora es el prototipo de la mujer valiente, llena de justicia y fortaleza.

debora
 
     
 
judit

JUDIT (Jdt 13)

El libro cuenta la historia de una viuda hebrea, Judit (hija de Merari), en plena
guerra de Israel contra el ejército babilónico.  Era una mujer muy linda y culta,
decidida y audaz.

Judit descubre que el general  del ejército invasor, Holofernes, se ha enamorado de
ella. Entonces, trama un plan muy peligroso para salvar a su pueblo, que se
encontraba sitiado y a punto de ser exterminado por las fuerzas de Holofernes.
Acompañada de su criada, la viuda desciende de su ciudad amurallada y sitiada y,
engañando al militar para hacerle creer que estaba realmente enamorada de él,
consigue ingresar a su tienda de campaña. Una vez allí, en lugar de ceder a sus
reclamos sexuales, lo hace beber hasta emborracharlo. Cuando Holofernes cae
dormido, Judit lo degüella, sembrando la confusión en el ejército de Babilonia y
obteniendo de este modo la victoria para Israel. ¡Cuánta audacia!

 
     
 

RUT Y  NOEMÍ  (Rt 1-4) 

La historia de estas dos mujeres está ubicada en el tiempo de los jueces. Noemí, siguiendo
a su esposo, emigró a la tierra de Moab junto a toda su familia, debido a una gran sequía
en su pueblo. Allí comenzaron a vivir una nueva vida, casaron a sus dos hijos con mujeres
del lugar. Pero al poco tiempo de llegar, Noemí quedó viuda; más tarde se vio privada de
sus dos hijos y quedó sola con dos nueras, Orfa y Rut. Finalmente, habiendo oído que no
había más hambre en Judá, decidió regresar, y comenzó su viaje acompañada de Orfa y
Rut. Con amargura de espíritu y decaimiento del corazón, caminaron todas en silencio,
hasta que Noemí no pudo contenerse por más tiempo: “Vayan y vuelvan  cada una a la casa
de su madre; Dios tenga misericordia con ustedes, como ustedes la tuvieron conmigo. Dios
les conceda descanso en la casa de un nuevo marido” (cf. Rt 1. 8, 9). Después las abrazó,
las besó y las despidió.

Pero Rut, conmovida por la generosidad de Noemí, decidió quedarse con ella. “No me
ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y
dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú
murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; solo la muerte podrá separarnos  (Rt 1,16).

rutnoemi
 
     
 

Cuando llegaron a la tierra de Noemí, se establecieron a vivir allí, y Rut, que era una extranjera en esa tierra, se
unió al pueblo de Israel como una más. Noemí, con mucha delicadeza, enseñó a Rut a vivir como una mujer
judía, y al poco tiempo, Rut se casó con un pariente de Noemí, llamado Booz.

La historia de Noemí y de Rut es una preciosa historia de mujeres, de amor y de lealtad, de dolor y también de
alegría. Noemí había perdido a su marido a sus dos hijos, pero había encontrado una nuera y amiga, que la ayudó
a seguir viviendo, y que le dio muchos nietos.

 
     
 
rahab

RAHAB (Jos 2, 1-14)

Esta es la historia que transcurre en los tiempos de la conquista, cuando Josué
quiere entrar en la ciudad de Jericó. Rahab, era una joven que vivía en Jericó, y
era conocida por su oficio de prostituta. Vivía en una casa cerca de las murallas
de la ciudad, y hasta allí llegaban todos los viajeros que entraban y salían de
Jericó.

Dos espías del pueblo de Israel especialmente escogidos se acercaron a la ciudad
sin ser detectados por los centinelas que mantenían constante vigilancia. Los
hombres consiguieron entrar en la ciudad y fueron a refugiarse a la casa de Rahab
que los recibió con cordialidad. Al escucharlos hablar del único y verdadero Dios,
Rahab se sintió conmocionada, y la semilla de la fe comenzó a crecer en su
corazón de pecadora.

Ahora había llegado su hora de crisis y de prueba, la decisión importante sobre
qué parte tomaría.

 
     
 

¿Pondría su confianza en el Dios de Israel? ¿Protegería y ayudaría a los espías en su misión de destruir la ciudad?
Su fe fue más fuerte que sus dudas. Llevando a los dos hombres al techo de su casa, los escondió bajo los
manojos de lino. Nada detendría su determinación de ayudar a estos hombres y promover la obra del Dios de
Israel. Con mucha astucia y valentía, mintió a los soldados que vinieron a buscarlos, y en la mitad de la noche,
los ayudó a escapar.

Cuando las murallas de Jericó fueron derribadas milagrosamente, el pueblo de Isarael entró en la ciudad y se
apoderó de ella. Rahab y su familia hicieron su hogar con los israelitas. Ella se casó con Salmón, príncipe de
Judá.

¿Qué podemos aprender de la vida de Rahab? En primer lugar que Dios no hace acepción de personas, y a todos
nos llama a colaborar con su plan de salvación. Rahab fue una mujer intrépida y valiente, que creyó en Dios y se
jugó la vida por su fe.

 
     
 

MIRIAM (Ex 2, 1-10).

Miriam es una joven, casi niña, hermana de Moisés. Tenía unos 14 o 15
años cuando nació Moisés, y como su madre ya no podía ocultarlo más
de las autoridades del faraón egipcio, decidió abandonarlo, poniéndolo
en una cesta tejida de juncos para que flotara por el río Nilo. Pero
Miriam, que estaba decidida a no abandonarlo, se escondió a lo lejos,
para ver lo que pasaba. Podemos imaginar el corazón de Miriam, partido
de dolor y miedo, al ver a su hermanito flotar por las aguas del Nilo.

Podemos imaginarla escondida entre los juncos, muerta de miedo a ser
devorada por los cocodrilos.

miriam
 
     
 

Sin embargo, se mantuvo silenciosa en su puesto y oraba tal como su madre le había enseñado, confiando que
Dios haría algo.

La princesa egipcia llegó a la orilla del río; vio la pequeña arca e hizo traerla para ver qué contenía.

Cuando vio al hermoso bebé, se llenó de alegría y decidió adoptarlo para criarlo como a su propio hijo. Miriam,
decidió salir de su escondite para ir prontamente al encuentro de la princesa con una idea genial y le dijo: ¿Qué
le parece si le consigo una nodriza para que pueda amamantar al bebé? A la princesa le pareció una buena idea y
le dijo: Ve a buscarla. Estas palabras eran todo lo que Miriam necesitaba. Con alegría corrió a traer a su madre y
juntas regresaron rápidamente para estar con el niño. La princesa llamó al niño Moisés, diciendo: “Porque de las
aguas lo saqué”.

En esta breve historia con final feliz, nos presenta a dos mujeres trabajando juntas con amor. Miriam era una
niña, pero muy lista y valiente.
 
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